Aunque el calor podría engañarnos, la realidad es que todavía nos encontramos en pleno invierno. Eso sí, la primavera está a la vuelta de la esquina, y con ella, la oportunidad de cargar nuestro espíritu de buenas vibras…o simplemente salir de viaje por el gusto de hacerlo.
Con esto en mente, te proponemos cinco puntos de nuestro país donde podrás decirle “hola” a la nueva estación y de paso vivir una aventura inolvidable. ¡No olvides que este año el equinoccio de primavera será el 20 de marzo!
Se encuentra en la Península de Yucatán, zona arqueológica perfecta para combinarla con un viaje a Mérida (está a 17 kilómetros de esa urbe).
¿Razones para ir? Desde sus fabulosas edificaciones construidas con la exactitud y maestría de los mayas, el museo con impresionante arte prehispánico, la intrínseca belleza natural de la zona y “de pilón”, un cenote a cielo abierto donde es posible nadar. Dos vece al año, durante los equinoccios de primavera y otoño, cuando el Sol amanece en el horizonte, queda enmarcado de manera perfecta entre las dos ventanas del templo de las llamadas “Siete muñecas”.
2) Chichén Itzá
Otro tesoro de la Península de Yucatán y uno de los rincones más visitados por los turistas a nivel mundial. Durante los equinoccios de primavera y otoño, al topar los rayos del Sol en las alfardas de la escalera principal, se produce uno de los espectáculos más increíbles que podrás admirar: la sombra que se dibuja en la escalera asemeja una gigantesca serpiente, ni más ni menos que Kukulkán, quien con su aparición marca el inicio del ciclo agrícola.
En los alrededores hay muchos tesoros por explorar, además de que se ha potenciado un espectáculo de video mapping nocturno en Chichén Itzá.
3) Teotihuacán
Otro lugar cargado de magia y simbolismo, en este caso, en el Estado de México. Durante la entrada de la primavera, en el templo de Quetzalpapálotl, la luz del Sol ilumina ciertas partes, que también asemejan a una serpiente (en este caso Quetzalcóatl), y cumplía, como en el caso de los mayas, el inicio del ciclo agrícola entre los antiguos habitantes de la zona.
No dejes pasar la oportunidad de visitar la Calzada de los muertos, la Pirámide de la Luna y la del Sol, testimonios de la grandeza arquitectónica alcanzada por los pueblos prehispánicos.
4) Tzintzuntzan
La antigua capital del imperio Purépecha cuenta con una zona arqueológica que todavía es capaz de robar el aliento a los aventureros. En el idioma de aquel pueblo, “Tzintzuntzan” significa “lugar de colibríes”.
Entre sus antiguas ruinas destacan las llamadas Yácatas, gigantescas construcciones circulares, levantadas en roca, cuya majestuosidad es todavía más bella al encontrarse eternamente de cara a un lago y permiten una vista fastuosa de los valles y cerros, que se colorean en dorado durante la entrada de la primavera. Es perfecto para armar un recorrido a través de los hermosos pueblos de Michoacán.
No podríamos concluir esta nota sin mencionar la zona de “recarga de energía” predilecta de los jaliscienses. Cercano a Teuchitlán, la zona arqueológica de los Guachimontones, con sus pirámides circulares, convoca cada año a cientos de visitantes, quienes vestidos usualmente en color blanco y llegan dispuestos a recibir al Sol en su máximo esplendor.
Si decides visitarlo este año, vale la pena que hagas un alto en el Centro Interpretativo Phil Weigand, donde podrás aprender un poco más sobre la rica historia con la que cuenta este lugar. ¡No olvides llevar sombrero, calzado cómodo e ir bien hidratado!
Cortesía de: El Informador